Bhagawan Sri Sathya Sai Baba ha fallecido esta mañana debido a un fallo cardio respiratorio
La muerte de un Maestro es una dura lección para el estudiante espiritual, pero forma parte de la instrucción en el Sendero. Los Maestros, dentro del proceso denominado “La exteriorización de la Jerarquía” – que consiste en que la Jerarquía Espiritual de Adeptos y Maestros se hace visible en las condiciones y leyes del plano físico – nacen de madre física, viven entre nosotros, efectúan su valiosa labor y desencarnan, es decir, mueren. En sí mismo, este proceso es una gran lección de amor e instrucción al género humano, pues enseña la ley del eterno cambio y transformación y la Ley de los ciclos dentro de la cual se encuentra la Creación. Muchos de ellos, dada su evolución, su maestría y el hecho de que son “más que humanos” podrían eximirse de la experiencia de la enfermedad y muerte y, sin embargo, no lo hacen. El motivo principal es el de la instrucción de la leyes con el ejemplo de su existencia y final, pero, generalmente, se añaden otros motivos relacionados con las leyes del karma, la asunción y redención de la carga de la humanidad.
La muerte de un Maestro es una experiencia que el estudiante espiritual vive varias veces en su vida, pues está inscrita como instrucción necesaria en el programa de formación que lo convertirá en Adepto. Lo podemos ver en los relatos, reales o simbólicos que describen cómo el estudiante llega de la mano del Maestro hasta un cierto punto y, a partir de éste, debe seguir el camino sólo, sin la evidencia física del que lo ha guiado. Por ejemplo, lo tenemos descrito en la Tradición Rosacruz, en el relato del Fama Fraternitatis, cuando el Hermano P.A.L., quien instruyó a Cristian Rosencreuzer en sus primeros años en el monasterio, decide que, juntos, marcharán a Tierra Santa. Sólo lo pudo acompañar hasta Chipre, donde falleció. A partir de allí , C. R. C. siguió su viaje en solitario, hasta llegar a DamKar.
La muerte de un Maestro es un instante en el sendero espiritual de enorme importancia. Es el momento en el que el estudiante debe aunar y actualizar toda la instrucción recibida, verla en el ejemplo de la vida de su Maestro y agradeciendo lo recibido, seguir la marcha en solitario, demostrando la utilidad de todo lo que se le ha enseñado. Es el gran momento de poner a prueba la valía y la templanza de carácter forjado bajo los pies de su Maestro. Es el momento de la práctica espiritual con mayor brío y alta emoción. Es el momento de dar, con el ejemplo de la propia vida, mayor cuerpo y expresión a la enseñanza que el Maestro ha transmitido. Así pues, no es un momento de tristeza, ni de depresión, ni siquiera de un duelo externo, notorio, que escenifique un aspecto que el Maestro no enseñó. Es el instante de mayor fuerza espiritual, el instante para extraer las fuerzas interiores con mayor poder y, dentro de las normas de la sociedad donde vivimos, expresar la serenidad, entereza, entendimiento, amor y alegría que son los rasgos que definen la vida de espiritualidad.
La muerte de un Maestro de la altura de Bhagawan Sri Sathya Sai Baba es, para todo estudiante espiritual, uno de los momentos más importantes en su vida, en el que, como Baba mismo nos ha enseñado hemos de demostrar que podemos seguir sin su presencia física, más fuertes que nunca, porque ahora podemos demostrar que contamos con su “Presencia” por medio de lo que nos ha transmitido, que hemos aprendido bien sus enseñanzas y que somos un ejemplo de ello sobre la faz de la tierra.