Cuando escribo: “Emerger de una Nueva Nación”, no estoy describiendo el proceso de secesión desde la perspectiva común, que tanto se utiliza. No hablo desde una visión de querer separarse por desavenencias, agravios del pasado, desequilibradas relaciones comerciales, odios o rencores entre las partes o simplemente, por agotamiento de la actual situación de relaciones entre España y Cataluña, no, no estoy hablando de eso (aunque, eso existe, tiene su peso y colorea el proceso) Estoy hablando de una nación que ha llegado a su punto de madurez para vivir independientemente, como un organismo adulto y responsable de sí mismo.

Cataluña ha crecido; ha madurado. Ya hace mucho tiempo que se fertilizó como entidad propia y se ha desarrollado evolutivamente, más o menos dirigida por España (aunque podría describirse de otra manera) Esto ha llegado a un final, un final quiere decir que se acabó el tiempo, tanto si se quiere, como si no se quiere. Nos encontramos en el momento previo al parto. Cataluña será, por sí misma, como un ente vivo que es una nación, un ser independiente. Insisto, será por si misma. Esto está por encima de lo que quieren unos u otros dirigentes, de uno o de otro lado. Será, tanto si se ponen muchas dificultades, como si se facilita el proceso y se realiza de la mejor y más inteligente manera. Pues, es el momento de los tiempos, las leyes que gobiernan y rigen los nacimientos y desapariciones de imperios y naciones, operan y, en el caso de Cataluña, “el embarazo ha terminado”. Cataluña “emerge”, nace. Su parto, más o menos difícil, ya es y es “imparable“. Quien sepa ver, que vea, y que esté a la altura de la “oportunidad” y de las circunstancias ¡Salud!
José Luis Caritg Casanovas