Fiel a su cita trimestral, disponemos nuevamente del Sulján Aruj, boletín interno que nos muestra las actividades que tendrán lugar en la Kaf Resh Yeshivá durante el periodo del invierno.

El esfuerzo que realiza el grupo Ruaj Qadosh para editarlo se ve recompensado en la belleza y utilidad que refleja este pequeño opúsculo, el cual es un magnífico instrumento de comunicación, información, lectura, diversión y unión entre todos los componentes de la escuela.

Su título, Sulján Aruj, siempre excita mi imaginación con los profundos significados que el judaísmo y la Kabbalah le otorgan a esta frase.

Esta frase hebrea se traduce como “la mesa preparada o dispuesta”. En el judaísmo hace referencia a un tratado que recopila las leyes prácticas según la tradición e indica cómo debe vivirse el judaísmo y efectuarse la práctica de todos sus mandamientos. Fue sabiamente escrito por Rabi Yosef Caro (1488 – 1575) como una recopilación de leyes, normas y prácticas que, hasta entonces, se habían transmitido principalmente de forma oral. De una manera fundamental, esta magna obra se sustenta en un único principio: “Tengo a Dios constantemente ante mí” (Salmos 16-8).

La aplicación de este título a nuestro boletín refiere que todas las actividades que tenemos dispuestas para nosotros durante el siguiente trimestre son como la mesa de un banquete, en la que los manjares y bebidas preparados lo son para que los degustemos sabiamente. Las mismas actitudes, acciones y reacciones que tendríamos ante un suculento banquete, en sabia correspondencia, deberíamos adoptarlas también en lo que estos tres meses venideros nos ofrecen en forma de actividades espirituales.

Debemos, sobre todo, estar atentos al hecho de quién ha dispuesto el banquete. Ya que existe el anfitrión que ha efectuado todo lo necesario para que en la comida todo esté convenientemente preparado. El comedor, la mesa, bellamente puesta, con todos sus elementos, pulcros y correctamente ordenados, los manjares, las exquisitas bebidas, etc. e incluso el servicio que permite que todo se lleve a cabo. Todo esto tiene su correspondencia frente a lo que se nos ofrece para vivir y experimentar. El ámbito excede a las actividades propias de la escuela, el ámbito es global, se trata de la plenitud de nuestra vida y de aquello que se extiende frente a nosotros para ser experimentado. Aquí, la vida, minuto a minuto, dispuesta para nosotros, tiene implícita e intrínsecamente la figura del Hacedor, del Gran Anfitrión que nos la ha preparado para que sepamos asimilarla.

Todas las correspondencias que podamos efectuar entre este simbólico banquete y la mesa preparada de la vivencia frente a nosotros son válidas pero es necesario constatar que nuestro Anfitrión es nuestro creador y todo lo dispuesto es “Voluntad hacia el Bien” en acción. La cual demuestra, si se sabe ver, que la vida tiene siempre el propósito de la expansión de la consciencia bajo la ley del amor.

Un buen comensal es atento, educado, sabe comer exterior e internamente. Sabe degustar, gozar y asimilar, en justo equilibrio, lo que está sobre la mesa y le es ofrecido. Sabe relacionarse adecuadamente, siendo un digno convidado frente a los demás que comparten esa experiencia. . Y, principalmente, sabe reconocer el esfuerzo, el cuidado y la intención puesta en la comida dispuesta, por lo que la acepta, la disfruta correctamente y se muestra agradecido.

Así pues, ante la vida en general –nuestro gran banquete– y nuestro Sulján Aruj, en particular, tengamos la actitud apropiada, tomemos asiento entre nuestros compañeros, dispongámonos a gozar y ¡seamos buenos comensales!

PD: acabamos de inaugurar una sección en la web en la que se pueden hojear virtualmente y leer todos los número editados del Shulján Aruj desde su inicio. La podéis consultar haciendo click aquí.